Los puertos de Busturialdea Urdaibai

Están llenos de vida y entre sus calles se escucha el murmullo de océanos lejanos. Aquí se gestaron leyendas y se vivieron historias intensamente ligadas al mar. Épicas y aventuras de gente brava que inscribieron sus nombres en mares de salitre y espuma y que ahora se sienten y se descubren en sus monumentos, sus costumbres y sus habitantes. Ven a vivirlo de primera mano. Pasear por nuestros puertos, es caminar por nuestra historia.

Bermeo:

  • En el puerto de Bermeo se encuentra la flota de pesca de bajura más importante del Cantábrico. Y antes de llegar a él, merece la pena visitar la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, antigua fortaleza templaria situada en una península desde donde se aprecia un paisaje de incomparable belleza y una zona costera considerada biotopo protegido por la gran calidad de sus aguas y la biodiversidad de flora y fauna.

    La Villa marinera de Bermeo fue fundada en 1923 y su puerto conserva todo el tipismo y encanto pesquero.

Elantxobe:

  • Calificado como “el pueblo más extravagante por su estructura original, por la situación de su caserío y sorprendente por lo pintoresco de la naturaleza que la rodea”, tiene su origen en un reducido núcleo de pescadores que hacia 1520 se asentaron en el barrio Ibarrangelutarra de Elantxobe para dedicarse a la actividad pesquera.

Mundaka:

  • Es un pequeño pueblo pesquero de gran atractivo turístico, sobre todo en época de buen tiempo, y reconocido por ser uno de los santuarios mundiales del surf. Su puerto, con sus bonitas casas de pescadores y multicolores barcas de pesca, y su casco antiguo, con sus estrechas y sinuosas callejuelas, merecen la pena ser recorridos.

Ea:

  • Esta curiosa localidad estuvo dividida en las anteiglesias rurales de Natxitua y Bedarona y tenían asiento y voto en las Juntas Generales de Gernika; por eso cuenta con dos iglesias parroquiales sólo separadas por la ría.

    El pueblo se encuentra encajonado en la desembocadura de una estrecha ría, con sus casas alineadas en dos barrios unidos por el pespunte de los puentes que salvan el río. Su pequeño puerto se construyó en la ensenada y permitió en tiempos antiguos cierto desarrollo pesquero, pero ya en el siglo XVIII, lo anegó la arena, por lo que a sus muelles solo llega el agua cuando sube la marea.